El horizonte A presenta texturas medias a livianas y estructura débil, siendo por lo general su horizonte diagnóstico superficial ócrico. En el caso de presentar horizonte diagnóstico superficial melánico, para ser clasificado como Argisol es necesario que presente un horizonte diagnóstico subsuperficial argilúvico de muy buen desarrollo, lo que estaría dando la pauta de que la lixiviación de arcillas es el proceso principal.

El horizonte Bt (argilúvico) es de carácter iluvial, de textura arcillosa y estructura prismática fuerte que va evolucionando en profundidad a bloques regulares. Cuando su desarrollo es tal que se torna lo suficientemente impermeable puede dar lugar, principalmente en los meses de invierno, a la formación de una napa colgada de corta duración en la base del horizonte A que favorece la aparición de un horizonte eluvial (álbico) discontinuo de muy poco espesor, el cual carece de un valor taxonómico importante.

A su vez el grado de desarrollo que alcance el horizonte argilúvico incidirá en la permeabilidad de este, en el tiempo de permanencia de las condiciones de saturación y en la magnitud con la que se expresen los síntomas de hidromorfismo. Las condiciones de saturación temporaria se alternan con períodos de déficit hídrico estival, que se expresan en el perfil como moteados, concreciones de hierro-manganeso y coloraciones grises en la matriz del horizonte argilúvico.

En la carta de reconocimiento de suelos del Uruguay los argisoles son dominantes en las unidades San Carlos, Salto y Algorta entre otros.